Microrrelato ganador de  “ESCRIBE TUS SUEÑOS” en la categoríaB (IES GREGORIO PECES-BARBA de Colmenarejo)

Tenía doscientos años y en los últimos tiempos había empezado a pesarle la edad. La inmortalidad era pesada. Todo el mundo la buscaba, con desesperación incluso, pero lo que los mortales no conocían era el método para acceder a ella. Si supieran todo por lo que pasé para esta “felicidad”… Me levanté con pereza de la cama. En mi larga vida había llegado a acumular grandes tesoros que serían la envidia del antiguo Imperio Español en sus años de gloria. Aun así, no podía evitar sentir que de nada servía, puesto que carecía de persona alguna con la que compartirlo. Condenado por los dioses a seguir con esta tortura, mi pecado lo merecía. Merecía pasar la eternidad junto a mi lamento. No debía haberla matado. Nadie debería matar a su alma gemela por algo tan miserable e inútil como la eternidad.