LA FRASE USADA ESTA SEMANA ES: "NO SABÍA QUÉ ELEGIR"  ( 15 - 07 - 2017 )

Ayúdame

Se encontraba ante una decisión que alteraría a cualquiera. No sabía qué elegir. Las opciones estaban claras, pero la decisión no. Era endemoniadamente difícil. Nadie le había avisado de esto. Había pedido ayuda, pero todos le decían “elige lo que mejor te parezca”. No era tan sencillo. Lo que mejor le parecía… Ya lo había elegido. Por eso las opciones habían disminuido. Era obvio. Sabiendo que la elección definiría una gran parte de su futuro, continuó contemplando las posibilidades. Al borde de la desesperación, maldijo al cielo y sacó su móvil. Fue a contactos usuales y llamó lo más rápido que pudo

       .- Hey, ¿qué tal? ¿te has decidido ya?

        - No estoy hecho para esto… ¿podrías hacerlo tú?

        - Yo ya he elegido todo lo demás. No te escaquees.

        - Pero… ¡Es que no se qué puñeteras flores son mejores para poner en la iglesia!

        - Es tu boda también.

        - Pero no se cuales prefieres.

        - Estaré bien con las que más te gusten.

        - Pero… ¿me ayudas por favor?

        - No.

Le colgaron con una negativa con la que cualquiera se sentiría ofendido. Él, en cambio, no se sintió así. Sonrió. Sabía que al final conseguiría lo que quería.

¿Qué es lo correcto?

No sabía qué elegir. Socialmente debería elegir solo una, aunque el hambre se apoderaba de él. ¿Por qué en todas las fiestas ponían dos tartas ya cortadas decidiendo cuánto tenían que comer? Observó a su alrededor. Todos los invitados habían cogido de solo una tarta. Tenía que elegir o si no sería extraño que el único extranjero cogiera dos. Desde que se había mudado a este país, siempre le bombardeaban dudas culturales sobre qué era correcto y qué no. Después de un rato pensando cuál sería la mejor opción, cogió un trozo de una de las dos tartas. Cuando, por fin satisfecho, comenzó a alejarse de las tartas, una mujer de extremada belleza se acercó a los platos, cogiendo dos porciones de las dos tartas. Anonadado, se dio cuenta de que a la gente le daba igual. Se sintió muy estúpido y se regañó mentalmente por ser tan paranoico siempre con la opinión ajena. Al fin y al cabo, era su vida y tenía los mismos derechos que el resto. Cuando acabó la porción que había cogido, se acercó a la otra tarta.

        - ¿Te has quedado con ganas de más? – dijo la chica de antes riendo.