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LA FRASE  USADA ESTA SEMANA ES: "AVANZÓ UN PASO HACIA EL FINAL DE TODO" ( 01 - 07 - 2017 )

Lo ansiado

Avanzó un paso hacia el final de todo. Tantas decepciones, tantos impedimentos causados por lugares de nacimiento. Tantos amigos apoyándole en todo momento. Tantas diferencias culturales. Tantos momentos en los que se rieron hasta que no pudieron respirar más, golpeando la mesa más cercana, mientras bebían maldiciendo al ganador de la partida recién jugada. No se podía quejar. Había vivido una buena vida y entre lo bueno y lo malo, lo había disfrutado todo. Claro que, en ese momento, brillaban más los buenos recuerdos en sus pensamientos. ¿Cómo no hacerlo? Al fin, había alcanzado el valor de hacerlo. De dar el paso definitivo que llevaba años esperando. Tenía tantas ganas…

Se acercó un poco más. Se sentía más nervioso que cuando fue a su primera entrevista de trabajo. Difícil no estarlo ahora. Lo que iba a hacer era una locura. Abrió la puerta y le miró a los ojos. Después de años, se atrevió a decírselo sin barreras lingüísticas entre ellos. Y, en un extraño idioma, fácilmente reconocible como oriental, susurró con un tono sólo dedicado a él, un simple y terriblemente significativo “te amo”.

¿El final?

Avanzó un paso hacia el final de todo. No quería que le dijeran lo típico. Claro que había ido al psicólogo. Claro que había ido más de fiesta e intentado disfrutar de los pequeños detalles. Ya lo había intentado todo. Todo. Y aun así, no perdía la esperanza de que apareciera alguien que evitara su suicidio. No podía más. Había luchado contra todo, pero no conseguía deshacerse de esa sensación de vacío en su interior. Por esa razón se encontraba en la azotea. Esperando que pasaran los últimos minutos de su vida. Miró la carretera encargada de recibir su cadáver. Suspiró. Había llegado el momento. Se adelantó un poco. Con miedo, extendió el pie derecho hacia su futura tumba y, cuando se disponía a dejarse llevar hasta el fin, la puerta de la azotea golpeó fuertemente, siendo abierta con furia. Se oyó como gritaban su nombre, y el grupo que apareció, corrió hacia él. Aturdido, se bajo del borde de la explanada. Se lanzaron hacia él. Tirándolo. Gritando su nombre. Uno de los sujetos le pegó un puñetazo por el suceso que habría ocurrido de no ser por ellos. Y, todos juntos, lloraron. Habían llegado a tiempo por una vez.